Caminaba yo al comenzar la mañana despacio sin hacer ruido , encajonado entre las paredes rocosas de un pequeño barranco, y a pesar de ello no pude dejar de asustar al vigilante mirlo que dio la voz de alarma estruendosamente, y mira a quien fue a despertar! Este zorro se encontraba aún dentro de su guarida , una pequeña oquedad entre las piedras. Se asomó curioso a la entrada y me miró, los zorros siempre curiosean y en su huída después de un rato de marcha al trote sin sprintar, paran y vuelven a mirar.
Algo más que las aves que encontramos en nuestras salidas pajariles. Gracias por tu visita.
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